jueves, 3 de marzo de 2011

Memoria


Hay cosas que se quedan en la memoria estrecha, cosas que casi nadie cuenta y no se puede saber si ha sido fruto de aromas frutales o noches de tormenta. Es entonces cuando su olor regresa y se hace agua en una boca de vidrio, de cada célula fluyen esporas doradas que se elevan diminutas y en revueltas llegan al ensamble de neuronas, el olor de su olor se mezcla con trazos de vainilla y tabaco, intensificando, inmovilizando, encriptando. Su piel es una suerte de superficie permeable, deformada que se expande y se repliega a voluntad, partículas atómicas en expansión, penetradas y penetrando todo a su alrededor, es un bosque de media tarde, complejo de sombras y reflejos de luz, surcos rugosos, antiplanicies desconcertantes, animalillos inéditos asomando la cabeza, su piel es un itinerario hacia ninguna parte, es solo un quedarse y sucumbir al espacio vacío.

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