viernes, 17 de septiembre de 2010

Narraciones de oriente

Cuando leermos, nos invade constantemente el mismo sentimiento nostálgico de envidia. ¡Esta gente tiene tiempo! ¡Grandes cantidades de tiempo!¡Pueden pasarse todo un día o toda una noche imaginando una nueva metáfora para la belleza de una mujer hermosa o para la infamia de un malvado! Y cuando una historia empezaba al mediodía sólo ha llegado a la mitad cuando se hace de noche, los oyentes se acuestan tranquilamente, rezan sus plegarias y buscan el sueño dando gracias a Alá, porque mañana será otro día. Son millonarios de tiempo; es corno si lo sacasen de un pozo sin fondo, sin dar importancia a la pérdida de una hora, de un día, de una semana. Y cuando leemos aquellas extrañas fábulas e historias interminables y entretejidas, también nosotros nos sentirnos invadidos por una extraña paciencia y no desearnos que llegue el final, porque hemos entrado momentáneamente en la gran magia ... La diosa de la ociosidad nos ha tocado con su varita mágica. Hermann Hesse.

No hay comentarios: