viernes, 6 de agosto de 2010

Pelo de otra

Hoy me puse el pelo que creí de otra, pero no lo era, era otro engaño más de la sociedad de consumo. Y yo que todavía soy muy ingenua, cuando lo compré le creí al empaque que decía, pelo 100% natural y también a la vendedora (que no quiero ver nunca más en mi vida). Yo decía de quién será este pelo, cuál fue su primera creadora y poseedora, cuánto tiempo le habrá tomado dejarlo crecer hasta poder venderlo, qué clase de ideas tenía en la cabeza, y si esas ideas se traspasaban a las largas fibras castañas de keratina, qué clase de vida llevaría (yo imaginaba una poco menos afortunado que la mía, si le toco vender el pelo), todas estas ideas se me venían, y yo con mi pelo comprado, lo trataba como un objeto de culto, lo abría y sacaba una y otra vez del empaque, me lo ponía en la cabeza, en el mentón simulando una barba marxiana (pero sin canas), me lo ponía encima de los labios para parecer un Picasso flácido. Lo ponía entre mis manos y lo peinaba con mis dedos y con mi cepillo también, he imaginaba que ésa, la otra, también lo peinaba, pero desde la raíz hasta las puntas un poco por encima de la cintura, suavemente y sin reventarlo. Pensé también que comenzaría una historia como la Doctor Jekyll and Mr. Hyde, una personalidad a la vez con o sin la cabellera. Tenía tantas extraordinarias ideas y lo cuidaba como si fuera mío, no hallaba el momento de tenerlo en mi cabeza, colgando a lo largo de mis hombros y espalda. Todavía pensaba que tal vez, algún día un hombre se enamoraría de ella y no de mi, ¿qué pasaría entonces cuando me la quitara?, ¿querría tener sexo conmigo en todo caso?. Pues bueno, todas mis utopías terminarían ese fatídico día cuando me confirmaron que era artificial ¿está segura señorita que es un pelo artificial?, si claro, pero no se preocupe es de los buenos, le durará un largo tiempo. Pero qué pasará con mi doble personalidad. Ahora que lo tengo entre mis dedos digo, que no ha perdido el encanto, pero es pelo de reality, pelo falso, hecho posiblemente de subproductos del petróleo, como están hechas las sillas o las bolsas plásticas. Pelo plástico para una chica de alquiler.

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