lunes, 25 de junio de 2012

Ejercicio del ritmo

Alucinados. En la intemperie. Se deshacen de las prendas. El pulso, desbocado. Silenciosas mareas de calor golpean el borde de los cuerpos. Fijada la mirada en el otro, se reflejan, sumergiéndose en el sueño, discontinuo, del deseo.

Los cordones, los zapatos, las medias, la correa, el beso, la blusa, el sostén, los pantalones. Como extraños objetos de la imaginación, se estructuran, se engranan, se convierten, liberándose del peso, padeciendo el temerario movimiento del corazón que, insensato, comienza un viaje incierto.

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